Junto al puerto se puede ver el Castillo Maschio Angioino, también conocido como Castel Nuovo. Este día teníamos la opción de visitar la cuidad o ir a las ruinas de Pompeya, y debido a la huelgas de basura, recientemente terminadas, optamos por la segunda opción.
Para ellos nos dirigimos a la estación de trenes para tomar un tren a Pompei, muy cercano a la entrada del conjunto arqueológico.
Desde el puerto hasta la estación de trenes, situada en la plaza Garibaldi, puede haber un kilómetro y medio, y si hay tiempo, se puede hacer andando, dando un paseo.

La cuidad romana es de sobra conocida y creo que no puedo aportar comentarios novedosos sobre su muy buen estado de conservación y lo espectacular de sus restos.
Sí puedo decir que es realmente sorprendente verse caminando por calles y manzanas enteras de una ciudad congelada en el tiempo hace veinte siglos. A pesar de ir con el tiempo muy justo, pudimos recorrer todo el itinerario de la cuidad y volver a tiempo para embarcar en el crucero.
Vimos que existía una excursión en bus a la cima del volcán, pero evidentemente no nos fue posible hacerlo todo en un solo día; nos lo apuntamos para la próxima.
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